miércoles, 1 de junio de 2016




NUESTRO DESTINO

Me enteré por él, el periódico. No supe como reaccionar en un primer momento, puesto que aquella noticia me dejó paralizada. Conocía a Jaime desde hace veinte años. Ver su nombre en aquella esquela me petrificó. He de admitir que cuando éramos jóvenes sentí un profundo deseo por él. Pero la vida nos llevó por caminos diferentes.
Estudiábamos para ser profesores , solo uno lo consiguió. Aquella muerte supondría una auténtico trauma para el colegio. Jaime dejó, una a una, ordenadas las fichas de cada alumno con los correspondientes comentarios el día antes de su muerte. ¿ por qué lo haría? ¿ que trauma tan duro vivía para despegarse de la vida?.
Hacía tiempo que no sabía nada de él, y me sentí muy culpable. Quizá si todos los que le conocíamos, hubiéramos prestado más atención a su existencia, esto no habría pasado.
Acudí al tanatorio, coincidí con más excompañeros de carrera y ninguno daba crédito a lo ocurrido. Ni su mujer, ni su jefe , nadie había notado nada raro en él.
Hay gente luchando por vivir y gente que así, sin más, se la quita.
Aquel suceso me hizo reflexionar mucho. ¡Como de misterioso y desconocido es aún nuestro cerebro!...¿ cómo es posible que nuestra alma no se aferre a este mundo?¿ Qué más necesitabas Jaime para ser feliz?. Este era tu destino pero la diferencia es que lo marcaste tú y no tu propia vida.
Tal vez tendrías miedo al dolor y sufrimiento que podría esperarte si hubieses envejecido. Tal vez…..
Has sido muy cobarde y valiente al mismo tiempo. Y ese, el tiempo, es lo que te aterraba. No has sabido ganarle la batalla, te has dejado llevar por él.
Sumida en esos profundos pensamientos, caminé bajo la lluvia en dirección a casa. No podía dejar de pensar en su rostro, en todo lo vivido aquellos años atrás en la universidad.
Cuando me dispuse a meter las llaves en la puerta de mi apartamento, se me cayeron. En ese momento se apagó la luz del descansillo. Sentí una presencia junto a mi. ¿ Cómo podía ser? hace unos segundos no había visto a nadie en la escalera. El pánico se apoderó de mi. Tanteé la pared en busca del interruptor y tropecé con algo . Lo siguiente que recuerdo es despertarme en la camilla del hospital. Fractura de fémur y múltiples contusiones. ¡Vaya faena!.
Las desgracias nunca vienen solas, pensé. Y lo peor de todo, es que no hay dos sin tres.
Durante mi larga baja, leí mucho. Y una mañana de Octubre, leyendo un antiguo libro de Torcuato Luca de Tena, vi una nota entre las páginas. Era de Jaime.
La nota debió de pasármela en alguna de las aburridas clases de magisterio . Pero yo no la había visto hasta aquel momento.
“ La felicidad del presente no determina la del futuro. Sabes que eres y serás mi yogurina preferida por el fin de los tiempos.¿ Nos vemos en el puente a las seis?”.
¡ Vaya!...solía llamarme así, yogurina por ser unos meses menor que él. En aquellos tiempos nos queríamos mucho. Y no darme cuenta hasta ahora de esa proposición, tenía mérito.¿ Y si la hubiera visto en el momento adecuado? Quizá, y solo quizá él ahora estaría aquí.
Cerré los ojos y me imagine una vida con él. Soñé y disfruté .
Puede que me equivoque, pero nuestro destino no lo marca nuestra existencia propia, si no, nuestra suerte .
Y yo ahora tenía la suerte de tener una nota . Nota que estaría conmigo por siempre.
Llegó el día de incorporarme al trabajo. Trabajaba como administrativa en una empresa de seguros. Llevaba conmigo mi nota.
Habían pasado muchos meses desde su muerte, pero no lograba apartarle de mi mente.
Me disponía a cruzar la calle . Sonó mi móvil en ese instante y un fuerte frenazo se oyó en toda la manzana.....
La noticia se publicó en el periódico, ese mismo diario que meses atrás comenzara esta cadena de siniestros.

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