domingo, 4 de octubre de 2015

VÁLGAME DIOS

VÁLGAME DIOS





El café se vertió sobre mi falda, el color rosa se tornó a un rosáceo oscuro. ¡Perfecto! pensé, justo antes de la entrevista  y a mucha distancia de mi casa. Estaba realmente nerviosa .Tenía veinte minutos , así que decidí ir a comprarme otra falda acorde , pero lo único que encontré abierto fueron unos chinos un poco desfasados en cuanto a moda se refiere. No me quedaba otra , por lo que me probé una con forma de tubo negra, pero tenía bordado una flor que lógicamente no podía quitar.  Bueno , no quedaba del todo mal, aunque hubiera preferido no derramarme el café encima claro.
Llegué diez minutos antes y la secretaría me indicó que esperara en la salita. Aquella falda estaba acartonada por la falta de uso, ¡Qué incómoda me sentía!.. Estaba deseando acabar cuanto antes porque ya había perdido toda confianza en aquello. Nunca conseguiría ese empleo.
¿Sheila García?....llegó el momento. Una voz varonil, casi radiofónica me nombró. Levanté la mirada y le pude ver durante un segundo antes de que se diera la vuelta en dirección al despacho. Era muy corpulento, moreno , pero su rostro aun no lo habían fichado mis retinas.
Me levanté y ande con paso firme controlando en todo momento aquella nueva falda, mis tacones emitían un sonoro traqueteo , a pesar de todo iba calmada. Cuando iba a sentarme enfrente suya , es cuando mis ojos vieron todo su ser.  A parte de su tez morena, irradiaba un atractivo inusual en un simple jefe de una línea de cajas de un supermecado. Los jefes de estos lugares solían ser también empleados de poca monta, con  vestimenta adecuada pero acorde con el trabajo. El no, él llevaba un traje con corbata, traje q recalcaba su figura, su musculosa figura. Encima olía mejor que bien.  Deseé llevar mi falda rosa , al sentarme crucé las piernas tapando la dichosa flor.
Buenos días .- dije . Él levantó una ceja, y respondió lo mismo, bueno días. Dios ese gesto me mató por completo, ¿ se había dado cuenta de lo ridícula que iba?, su voz me encantaba , empecé a desear que me susurrara buenos días el resto de mi vida.
Comenzó a contarme una breve historia de aquel supermercado, de su influencia francesa, como había crecido en nuestro país , etcétera. Mientras relataba esa introducción, serio al principio, yo me mordía el labio, es un tic que tengo cuando estoy nerviosa, pero él me sonreía de vez en cuando. Sus dientes aunque no estaban del todo alineados, eran de un blanco nuclear que me impactó. Al coger mi curriculum, el cual le había depositado en su mesa, pude observar sus manos, grandes y seguramente calentitas, tan calentitas como me estaba poniendo yo.
.- Entonces Sheila, cuéntame, ¿ por qué quieres trabajar con nosotros?.- Había llegado el momento de hablar. Me armé de valor y con seguridad le contesté que su empresa era para mí un foco de crecimiento profesional. Eso le debió gustar porque se acomodo en su silla esperando más. Le conté toda mi experiencia en atención al cliente , bien por medios telefónicos como presenciales. Al hablarle le miraba fijamente, pero no por conseguir el trabajo; el trabajo ahora había pasado a un segundo plano. Le miraba porque esos ojos me transmitían seguridad y morbo , mucho morbo, y era incapaz de mirar a otro lugar.
Tendría cinco años más que yo calculé, y no llevaba alianza de ningún tipo.  Su barba bien recortada era moderna y le proporcionaba un aire misterioso y sensual.
Bien Sheila, pues te llamaremos para citarte y hacerte algunas pruebas psicotécnicas grupales. Me devolvió una copia de mi curriculum y me rozó los dedos , sentí un escalofrío por todo mi cuerpo al sentirle . Creo que se percató de aquello, pero me protegió diciéndome : Eres una buena candidata para el puesto.
No apagué el móvil en cuatro días, deseando con todas mis fuerzas que fuera él el que me llamará si es que me iban a llamar. Pero esa llamada no llegaba. Me compré un libro para hacer tests con series numéricas, completar figuras, y todo lo que me podrían preguntar en la siguiente prueba.
La entrevista fue el lunes, y creo que salió bien pese a todo. El jueves mientras me duchaba escuché la melodía de Elvis Preisley de fondo;¡ Coño mi móvil!, salí como pude empapada a por la toalla pero luego pensé en coger el móvil primero, y ahí desnuda y mojada escuche su voz. Me nombró al otro lado y mi nombre sonaba precioso con aquel grave tono. -Soy Marcus, te llamo para citarte mañana a la entrevista grupal. Habéis pasado cinco candidatos la entrevista. -Estaba paralizada , no sabía que contestar, solo quería seguir escuchándole. Me imaginaba sus labios pronunciando mi nombre, y me lo imaginaba a él erecto al pronunciarlo.-Te deseo mucha suerte Sheila.-
Y yo te deseo a ti , dije para mis adentros.
Definitivamente me pondría pantalón y no tomaría café. Opté por unos leggings ajustados de color negro, con mi s botas de tacón y una blusa color blanca. Me tomé una valeriana y acudí a mi prueba.
Llegué justa de hora porque había huelga de transporte, así que apresurada llamé a la puerta de su despacho ya que fuera no vi a nadie. Me abrió él mismo la puerta y me dedico una gran sonrisa.-Pasa Sheila.- Hoy iba más informal, unos vaqueros que le marcaban un redondo y turgente culo, y una camisa blanca, en eso habíamos coincidido, salvo que a él se le veía grandes pectorales y a mi grandes pechos.
.-¿Y el resto de candidatos?.- le pregunté. Marcus cerró la puerta tras de mí y con su gran mano me cogió de la cintura.- Sheila, lamento decirte que no hay candidatos.- Me dio la vuelta suavemente y sus ojos se clavaron en los míos. No entendía nada, pero aquello me gustaba. Él me encantaba.- No te preocupes por el trabajo, fue tuyo desde la primera vez que te vi.- Su voz sonaba mejor en mi oído a modo de susurro, me estaba sudando la entrepierna con aquello. .- ¿Serás capaz de completar esta serie?, me preguntó a la vez que deslizaba su mano por mi escote...- Si .- contesté y le correspondí con la mía en su abultado pantalón. El tacto de su mano en mi pecho hizo que se me erizara el vello de mis brazos, tocó mi pezón suavemente pellizcándomelo a la vez que acercó su apetitosa boca a mis labios. Nos fundimos en un apasionado beso mientras nos desnudábamos apresuradamente sobre su mesa. Notaba su nerviosismo, sentía su cuerpo sobre el mío y eso me hacía estallar de placer, solté un pequeño gemido y él me rozó con su erecto miembro por la pierna. Creí morir de placer cuando humedecida me penetró, al principio suave hasta que yo le pedí que lo hiciera fuerte. Me agarró los pechos y se introdujo una y otra vez en mi, cada vez más rápido y excitado.
¡¡¡¡Pipipipi!!!!...el sonido de la alarma sí que se metía, pero en mis tímpanos. Quedaba una hora para la prueba, todo había sido un sueño. Maldita sea, y ¡¡¡ que sueño!!!.
Me vestí y desayuné en casa. Al llegar ahí estaban las cuatro candidatas restantes, cada cual más mona. Creo que a todas nos había marcado de una u otra manera este entrevistador, y diría que más de una no estaba allí por el puesto, si no por él.
Entramos y nos sentamos alrededor de una mesa alargada. Marcus estaba muy guapo , pero no llevaba vaqueros como en mi sueño, esta vez llevaba unos pantalones piquillo con una camisa oscura y su inseparable corbata. Nos repartió folios a todas y comenzó a explicar la prueba: Bien señoritas, ahora os voy a pasar un cuestionario el cual no me entregaréis , ya que lo corregiremos entre todos, y vais a ir eliminando vosotras mismas a las demás según lo corrijamos, ¿comprendido?..Os daré tres minutos de tiempo.
Nos repartió los cuestionarios y volvió a rozarme la mano al dármelo.
El cuestionario decía claramente: Lea detenidamente todas las preguntas antes de comenzar a rellenarlas. No es que me considere muy inteligente, pero si soy obediente, así que yo leí cada una de las preguntas, series numéricas, cuentas de la vieja, etcétera, pero la última pregunta decía : No conteste ninguna de las preguntas anteriores. Y eso es lo que hice, no contesté ninguna.
Mientras el resto de chicas escribían como locas, daban la vuelta al papel , garabateaban ; yo me quedé quieta y le miré. Él me sonrió de una manera especial, como diciéndome bien hecho Sheila. Me llené de confianza.
Al concluir los tres minutos , muchas ni habían llegado a la mitad de las preguntas, otras ya se habían dado cuenta de la trampa, pero era tarde para borrar todo lo escrito y denotaban decepción en sus rostros. Por fin, Marcus comenzó a hablar, explicando la prueba y el sentido de ella. Todas asistieron y me dieron la enhorabuena. Abandonaron la sala y me quedé a solas con él.
.-Enhorabuena Sheila, sinceramente esperaba esto de ti y confiaba en que lo harías bien. El empleo es tuyo.- Me extendió el brazo para darme la mano, cuando le cedí la mía, se quedó prendado de mi mirada, estuvimos cinco segundos así con las manos cogidas e intercambiando una mirada penetrante. Deseé contarle lo que había soñado la noche anterior, mejor aún practicarlo ahí mismo. Pero la secretaría me llamó para tomarme los datos de nuevo y concretar mis horarios, etc.
Mientras me alejaba del despacho, sus ojos ardían de placer mirándome el culo, me volví para despedirme y tanto yo como la secretaría nos quedamos atónitas al ver su erecto miembro debajo del pantalón.
Esto era el comienzo de una erótica y sensual vida laboral junto a él.
Kela.-

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